Cada objeto tiene una historia, hecha de largas conversaciones y tratos cerrados delante de un plato de arroz, de risas y lágrimas compartidas con los artesanos y sus familias, de gestos e incomprensiones ligados al idioma.
Mi pasión por los viajes y la etnografía se ha trasformado en mi trabajo.
Durante años estuve viviendo entre Europa y Asia, dedicándome completamente a buscar objetos de artesanía tribal de gran valor artistico, que después venía propuesta en mis tiendas. He aprendido a comunicarme con varias étnias en todas las maneras posibles, pero lo que más me ha ayudado ha sido mi grande pasión y el interés hacia cada cultura desconocida para mí.
Pero por encima de todo, cada una de estas obras de arte encierra un mundo de emociones que nada tienen que ver con mi experiencia personal: emociones milenarias, unidas a antiguos cultos y tradiciones que nos llevan a nuestro origen mas remoto.